miércoles, 10 de junio de 2009

Dormir la siesta predispone a las emociones positivas

La siesta es una costumbre típica de los climas cálidos y que, junto a la dieta mediterránea, conforma un estilo de vida que empieza a ser investigado muy seriamente en el mundo de la medicina. Se define la siesta como un periodo de descanso, de duración limitada, que se realiza a primera hora de la tarde (entre las 13 y 15 horas), normalmente después de la comida, y que interrumpe la actividad diaria. Últimamente, han surgido algunos estudios que defienden los efectos beneficiosos de esta práctica que, no obstante, puede llegar a ser perjudicial si no se realiza de manera correcta ocasionando desde cefaleas hasta alteraciones digestivas pasando por trastornos en el sueño.
Ahora, según una investigación llevada a cabo por la Universidad californiana de Berkeley, en los Estados Unidos, las siestas podrían además mejorar la sensibilidad del cerebro a las emociones positivas.
Así, se ha descubierto que las siestas en las que el sueño llega a pasar por la fase REM (movimientos de ojos rápidos) refrescan la sensibilidad empática del cerebro para evaluar las emociones humanas al disminuir el sesgo negativo y amplificar el reconocimiento de las emociones positivas. Los resultados de la investigación muestran que el cerebro emocional no se mantiene estable a lo largo del día, dando lugar a cambios importantes en las reacciones emocionales.
Los individuos que durmieron la siesta entre 60 y 90 minutos y pasaron por la fase REM aumentaron su receptividad ante la expresión facial de felicidad después de dormir. Las personas que no durmieron siesta durante el día mostraron mayores reacciones ante la ira y el miedo.
Según el director del estudio, estos descubrimientos enfatizan la importancia del sueño para los procesos cerebrales claves tanto psicológicos como sociales. "Las interacciones sociales están muy basadas en el reconocimiento adecuado de las expresiones faciales emocionales. Sólo a través de un reconocimiento exacto se establecen los juicios sociales y se toman las acciones posteriores. En ningún otro caso son más importantes estos juicios de la emoción facial que en muchas profesiones asociadas con la reducción del sueño, incluyendo a los médicos residentes y de urgencias, el personal militar e incluso a los padres primerizos".
En el estudio han participado treinta y seis hombres y mujeres a los que se pidió que puntuaran cuatro categorías diferentes de rostros afectivos que incluían al miedo, la tristeza, la ira y la felicidad. Los participantes realizaron esta tasación en dos ocasiones, una a las 12 de la mañana y de nuevo el mismo día a las 5 de la tarde. La mitad de ellos durmieron una siesta de entre 60 y 90 minutos controlada por polisomnografía entre las dos pruebas de evaluación mientras que el resto de individuos se mantuvo despierto.
Los resultados subrayan la importancia del sueño en las reacciones beneficiosas de adaptación emocional y en la estabilidad en los niveles de salud social, profesional y mental.
CÓMO ECHARSE UNA SIESTA DE MANERA CORRECTA
-Lo ideal es esperar un mínimo de una hora desde que se termina de comer ya que acostarse justo después de haber tomado el último bocado puede provocar alteraciones digestivas.
-Se debe andar un poco y ejercitar los músculos previamente.
-No es aconsejable dormir después de las seis de la tarde porque entonces el organismo altera el horario normal de sueño.
-La postura puede ser todo lo cómoda que se desee pero a ser posible recostado, porque en otra posición puede interferir a la digestión.
-En cuanto al tiempo, los bebés duermen más porque eso les permite activar determinadas funciones hormonales. Los adultos, en cambio, necesitan menos tiempo porque tienen otras ocupaciones en mente, y los ancianos son los que menos lo harán porque sus fases de sueño están más fragmentadas.

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