La pareja que vive en este edificio del municipio chino de Chongqing, Yang Wu y Wu Ping, y que se negó a vender a los constructores que habían comprado toda la manzana para levantar un centro comercial, sigue resistiendo.
Ahora viven rodeados por un foso de diez metros de profundidad y rodeados de máquinas y trabajadores que ya han empezado la nueva edificación. Un juez ya les ha ordenado que abandonen su casa.
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