martes, 6 de marzo de 2007

Convierten las cenizas funerarias en diamantes

Reducir la esencia de la persona a un pequeño recuerdo inmortal ya no es sólo cosa de ficción. La empresa Algordanza, que abrió ayer lunes sus puertas en Valencia (España), se encarga de recopilar en una piedra preciosa la esencia del ser querido a través del mismo carbono de sus cenizas. Yasmín de la Vega, presidenta de Algordanza Ibérica, presentaba junto con el director general, Pedro Loupa, la nueva sede en Valencia.
"Según las características de la persona, puede salir un diamante de mayor o menor tamaño y obtener una tonalidad más transparente o azulada", explicaba de la Vega. Para la obtención del diamante, que es único, no se agrega carbono extra ni colorantes, solamente el de las propias cenizas que, por ley, deben venir ya separadas desde el crematorio garantizando que no se han contaminado.
El proceso puede llegar a tardar entre 12 y 20 meses y se efectúa en los laboratorios de la empresa en Suiza. "No somos un servicio funerario ni una joyería", apuntaba de la Vega. Cuentan con un equipo de psicólogos que ayudan a los clientes a desprenderse durante un año de las cenizas de su ser querido. Además, son los directivos los que se desplazan por toda España para recoger personalmente las urnas. El tamaño mínimo es de 0,3 quilates y su precio, 3.500 euros.

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