A partir de unos documentos descubiertos recientemente, se sabe que el dictador soviético Josef Stalin planeó durante la década de los años 20 del pasado siglo, la creación de unos soldados genéticamente modificados: mitad monos, mitad hombres. Así, Stalin exigió al científico Ilya Ivanov -en la imagen-, especialista en el cruce de caballos de carreras en la etapa zarista, "un nuevo ser humano invencible, insensible al dolor, resistente e indiferente a la calidad de la comida".
Con esta intención, Ivanov marchó al África Occidental con 200.000 rublos y la misión de cruzar éxitosamente chimpancés con humanos, mientras se instalaba en Georgia un centro con igual objetivo: la cría de monos-soldados con esperma de voluntarios.
Naturalmente, los experimentos fueron un rotundo fracaso. Ivanov, influenciado por las corrientes racistas de la época, inseminó a las hembras de chimpancé con semen de nativos, pensando que los negros estarían más emparentados con los monos que los caucásicos. Además de por motivos militares, la creación del hombre-mono hubiera supuesto para las enfermizas mentes del Kremlin la definitiva prueba de que descendemos de ellos, apuntándose un triunfo frente a las democracias occidentales, aún bastante religiosas por aquel entonces.
Ivanov regresó a la Unión Soviética, donde los progresos en la granja georgiana eran similares: cero. -Un último intentó de importar monos cubanos de Cuba (en la etapa pre-castrista) llegó a oídos de los Estados Unidos, que lograron abortar el plan.-
Ante el fracaso, en el año 1931, Ilya Ivanov, profesor de la universidad de Kharkov, que dejó a la humanidad un enorme legado de animales aberrantes como el Zubrón (bisonte-vaca) o el Zeedonk (cebra-burro), fue enviado al exilio, a la república de Kazajastán, donde moriría un año después al caer en una plataforma ferroviaria congelada.
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