Según la revista científica 'Nature', a raíz de los datos enviados por la nave espacial Voyager 2, que lleva más de tres décadas viajando por el espacio, el sistema solar no tiene forma redonda, sino que es asimétrico y presenta abolladuras. La investigación se centra en el estudio del sistema solar y la helioesfera, que es como una especie de burbuja magnética que envuelve nuestro sistema planetario y que está creada por el viento que genera el propio sol. Así, -y siempre según los datos enviados por la Voyager 2-, la nave atravesó la frontera del sistema solar en un lugar más próximo al sol de lo que se había previsto, lo que indicaría la existencia de una irregularidad en la heliosfera. Los científicos deducen que la nave salió del sistema solar por una gran abolladura de la heliosfera, que podría explicarse por el efecto de un campo magnético de carácter local que la atraería hacia la estrella solar. "Imaginen que un globo está siendo inflado por el viento solar. Podrían imaginarse que si cogen un globo, el cual es principalmente esférico, y lo empujan contra una pared, podría quedar aplastado de un lado", explica en la publicación el catedrático de Física en el Instituto de Tecnología de California (Estados Unidos), Edward Stone. (Voyager 2 partió de la Tierra en el año 1977 con la misión de estudiar los planetas de Júpiter y Saturno. Tras finalizar su tarea, la nave continuó viajando hasta salirse del sistema solar, desde donde sigue enviando información a nuestra planeta. En la actualidad, la nave subsiste en condiciones de frío y oscuridad, ante la ausencia de energía solar, y se alimenta de unas baterías nucleares.)
Y ya puestos, y según estudios de la nave Messenser, Mercurio, el planeta más pequeño del sistema solar, es todavía más pequeño. Así, según datos de la aeronave pertenecientes a enero de este mismo año muestran que el planeta se ha contraído algo más de un kilómetro y medio de diámetro, fenómeno a lo que los científicos creen debido a que el núcleo del planeta se ha ido enfriando poco a poco. Estudios publicados por la revista 'Science' muestran que el mismo proceso también hace más fuerte el campo magnético del planeta, un tema bastante debatido por los expertos científicos. "La refrigeración del núcleo del planeta no sólo hace más fuerte el campo magnético, sino que también dio lugar a la contracción de todo el planeta", afirma Sean Salomon, director de la investigación de la Institución estadounidense Carnegie de Washington.
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