Las leyes clásicas de la robótica, según el científico y novelista Asimov, establecían que un robot no puede dañar a un ser humano ni dejar de prestarle auxilio si la ocasión lo requiere. Lo hemos visto en multitud de películas del género, ¿verdad? Nada se había previsto acerca de la cooperación entre estas metálicas criaturas, pero en su día, leí un artículo no recuerdo bien dónde en el que el director del Instituto Austriaco de Investigaciones sobre la Inteligencia Artificial, Robert Trappl -se me quedó grabado porque me resultó llamativa su afirmación-, manifestaba que los robots pueden desarrollar un tipo elemental de vida social, cooperando en la solución de problemas y trabajando en equipo. Esta ayuda mutua serviría para mejorar los programas en los que los robots son más útiles a los humanos, como buscar en un banco de datos o recoger informaciones.
Lo que no han podido establecer los científicos es si, en las horas de trabajo, los robots encontrarán tiempo para estrechar lazos amistosos o incluso sentimentales. Ahí dejo la cuestión, ¿vosotros que creéis? Dejad volad la imaginación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario