El astronauta John Olivas, tripulante del transbordador espacial Atlantis, trabajando a 385 kilómetros de la Tierra en la parte exterior de la Estación Espacial Internacional.
La verdad es que sólo imaginárselo ya impresiona, pero estar ahí y ver "nuestra casa" debe ser la leche. A mitad de camino entre el acojone y el orgasmo.
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